LECTURA DRAMATIZADA
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EMILIO CARBALLIDO
Personajes:
Catrín I.
Catrín II.
El padre.
La madre.
La hija.
Un policía.
Globero, Vendedores.
Gente que pasa.
En la alameda central, 1901.
Con una estampa, la alameda con su kiosco morisco (que luego fue llevado a la de santa maría). Paseantes y vendedores congelados. Después se animan, circulan, se oye la música de un organillo (“los patinadores”).
Se animan y se mueven. Pasea gente. Pasan globeros, vendedores.
Dos catrines platican:
I.- Esos son sus papás ¡Y ésa es ella ¡.
II.- ¿Aquella prietita bajita, muy gestuda?
I.- Aquella morena menuda, de ademanes exquisitos.
II.- Ah. (Gesto indefinido).
I.- Su padre ocupa un puesto importantísimo: Oficial de la mesa cuarta de la subsecretaria particular de secretario privado del señor ministro Limantour.
II.-Ah.
I.- ¿Ves que bien visten todos?.
II.- Veo que traen ropa muy nueva. A la muchacha se le olvidó quitar el precio de su chal.
I.- Es un echarpe.
Y esa etiqueta es francesa, ¿No te fijaste? De “Au bonheur de dames”.
II.- Ah.
I.- Ella en la cumbre, yo en el abismo. Ella un lirio, yo una espina. Ella una estrella, yo un gusano.
II.- Exageras un poco.
I.- Sus padres son muy estrictos, ¿Cómo acercarme a ella? Sólo he podido hablarle tres veces.
II.- ¿Y de qué?
I.- Cosa poéticas y delicadas. La primera vez el baile vespertino del Casino Gallego: después de una polka, dijimos cosas de meteoros, de astros y de sensaciones universales.
II.-O sea: de que no llovía, había sol y sudaban.
I.-La segunda vez fue, en un palco del circo Orín. Le presté mi programa si tuve un éxtasis a rozar sus uñas. ¡Puro nácar.
II.- ¿Fue éxtasis o ñáñaras?
I.-La tercera, fue un saludo fugaz desde mi carretal. Contestó ella, como un hada, pero los padres guardaron un severo silencio.
II.-Han de ser patanes.
I.- ¿Qué dices?
II.-No contestar saludos, es patanería, no finura.
I.-Calla y respeta. ¡Y ayúdame! No puedo confiar en nadie más.
II.-No me gusta eso que quieres hacer. Y no me va a salir bien.
I.-Eres atrevido, eres ingenioso y despreocupado... ¿Qué más Te acercas a ellos: dices un audaz piropo al ángel de mis sueños...
II.- ¡Audaz piropo!
I.-Poco audaz. Ingenioso, y no muy galante. Que no vaya a impresionarla. Un piropo... Algo desabrido. Tú sabes... En fin...Sus padres se escandalizaran, les respondes con cinismo y llego yo, para expulsarte. Huyes.
II.- Eso de huir no es muy gallardo.
I.- ¿Qué más te da? O si quieres, ¡Puedes retarme a duelo! Si, y yo aceptar. Y herirte gravemente...
II.- ¡Oye!
I.-Serán recursos de...Fantasía, para en sus alas poder llegar a lo inalcanzable.
II.-Mmhh...
I.- ¿Aceptaras? ¿Me ayudaras?
II.-Van a llamar a los gendarmes.
I.- ¿Cómo podrían hacer tal vulgaridad? Y en cuanto muestren la menor seña de descontento, yo saldré...
II.-Mmh...
Salen. Entra la familia de que hablaban.
LA HIJA.- ¡Miren, charamuscas! ¡Y jícamas! ¡Mira, papá!
EL PAPA.-El señor ministro va a modernizar las oficinas: todo va a cambiar.
LA MAMA.-También la moda; se va a volver muy atrevida.
LA HIJA.- ¡Miren los globos! Yo quiero.
LA MAMA.-Ya no estás en edad. Mejor escucha lo que dice tu padre.
EL PAPA.-El señor ministro ha mandado comprar máquinas de escribir.
LA HIJA.-Mira, papá, venden alfajores...
LA MAMA.- ¡Maquinas de escribir ¿Cómo puede ser eso?
EL PAPA.-Muy sencillo: igual que el gramófono. Se le da cuerda a una manigeta y la máquina escribe con muy buena ortografía y con mejor letra que todos los secretarios.
LA MAMA.- ¿Y también habla esa máquina?
EL PAPA.-No; se comunica por escrito.
LA MAMA.-Aaaah.
LA HIJA.-Papá; y quiero un gramófono y una máquina de escribir.
EL PAPA.- (Harto) Cuando te cases, y ojalá sea pronto, tu marido podrá comprártelos y globos y alfajores.
LA MAMA.- ¿Y esa máquina escribe todo lo que uno quiere?
EL PAPA.- Naturalmente: ¿A caso no lee el gramófono todo lo que se le pide?
LA HIJA.- ¡Papá yo quiero...!
EL PAPA.- Cállate estoy ilustrando a tu madre. (A la mamá) El progreso es la maravilla de los tiempos modernos.
LA MAMA.- Deberían hacer máquinas de cocinar.
EL PAPA.- Ya las hay: en Chicago hay unas enormes máquinas en las que metes vacas y cerdos por un lado y salen salchichas por el otro lado.
Vuelven los Catrines. El I, espera, espiando. El II va a la familia.
II.-Quiero mucho a las chamarras que ya ni alcanzan el suelo.
Siéndose usted mi pañuelo usted aunque le cuelguen las patas.
Le arroja el pañuelo al paso.
LA HIJA.-Jijijijijiii...
Pisa el pañuelo al pasar el lo recoge.
II-Una prietita bonita quiero echar a mi costal.
A usted lo quiero en mi sopa como granito de sal.
LA HHIJA.-Jijijijijiii...
LA MAMA.- honorino Tose) Ese joven le esta diciendo poesías a nuestra hija.
EL PAPA.- (Severo) Eso veo. Y me parece que nadie nos lo a presentado.
II.-Pues... (Saluda como soldado. Taconazo) ¡Presiento! Yo presente y presentes ustedes, que mas presentación quieres.
LA HIJA.-Jijijiii...
EL CATRIN I espera el momento de intervenir, y no ve que llegué. Duda sin cesar:
EL PAPA.-Señor: Me han advertido que no debe uno fiarse de los lagartijos. Le ruego...
II.-Ni iguana, ni lagartijo, ni lobo, ni escolaprenda. Solo soy un estudiante con sus visos de poeta.
La familia ríe, más la hija.
EL PAPA.-Pues si es usted tan poeta y el aire los compone...
(Tose) no tire caso ahora ese versito.
LA MAMA.-Los poetas no ganan para vivir.
EL PAPA.-Pero los estudiantes se reciben. Y hay algunas carreras muy lucrativas. ¿Qué estudia usted?
II.-Medicina.
LA MAMA.- ¡Como Acuña!
EL PAPA.-Y como Esculapio. Acuña no se recibió.
Esculapio sí. Espero que usted también.
II.-(Al globero) A ver: un globo para la señorita.
(Lo compra)
LA HIJA.- ¡Jijijiji! ¡Me compró un globo, mamá!
¿Puedo aceptarlo?
LA MAMA.- Una señorita puede aceptar dulces, flores y globos si son entregados con urbanidad. Da las gracias.
LA HIJA.- Gracias, señor. Jijijiji...
EL PAPA.- Le agradecemos su fineza. Será mejor presentarnos: Honorino Lirón y Caña, para servirle. Doña Gumara Triste de Lirón, mi esposa. Hipsipila. Lirón Triste, nuestra hija.
II.-Y yo, Daniel Cebada para servirle.
EL PAPA.-Cebada... ¿No será usted pariente de la familia Centeno? ¿O de don Pepe Avena?
El Catrín I se decide aunque nada parezca darle pie.
I.- ¡Este hombre esta faltándoles! ¡Lo sé! ¡No se atreva ¡ ¿Por qué se acerca este ángel inmaculado?
LA HIJA.- (Aterrada) ¡Mamá! ¡Papá! (Se abraza a catrín II)
I.- No lo niegue: Los está molestando. Yo lo comino a que se aleje. A un duelo. A pistola y sable. Eso es. Responda como un hombre cabal.
LA MAMA.- Honorino: éste es un loco.
EL PAPA.- Tal parece.
I.- Yo venero a esta familia: No estoy dispuesto a que perturbe usted su paz.
La hija no suelta al primero y le impide moverse.
La señora chifla como arriero, el señor hace una seña: Un policía se lleva arrestado al catrín I.
I.-¿Y o por qué...? ¡Yo solo quería...! ¡Es este hombre el perturbador! (Se le echa en sima al II) ¡Este, éste! (El policía le pega con su garrote) Daniel, diles lo que pasó. ¡No señor, no me lleve, yo sólo quería...!
POLICIA.- Jálele.
Se lleva al I. El II le hace señas de “mi modo”.
LA HIJA.- (gimotea sin soltar al II) Estoy muy impresionada.
EL PAPA.-Ya me habían dicho que en México hay gente así.
LA MAMA.-Nosotros somos de Silao: gente sencilla y de buen trato. No nos andamos con chingaderas.
EL PAPA.-Venga a cenar con nosotros.
LA MAMA.-Me gustará oírle otras delicadas poesías.
LA HIJA.-Jijijijiji... Mamá el señor me esta haciendo cosquillitas.
II.-Nada más consolándola, nada más. Para que se le pase el susto.
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“LA PERFECTA
CASADA”
EMILIO CARBALLIDO
Personajes:
la señora
el niño
el fotógrafo
el esposo
un policía
(Oficina
carcelería sórdida. Están la señora, el niño, y el fotógrafo)
La señora: el
pañuelo hijito. Suénate. Eso es. Quédate quieto, no te pisotees los zapatos (al
fotógrafo) ah los niños. Es tan difícil que luzcan bien arregladitos. Pero este
es muy dócil, muy obediente. Bueno, el mayor también. A ese no lo traje lo
mande a la escuela. (Ve que el otro toma notas). Se llaman Jacinto y Octavio si
es que está anotando algo de ellos.
El
fotógrafo: no, son unos compromisos míos, y para acordarme…
(Sigue anotando)
La señora: este
tiene 6 años pero está muy desarrollado. Ya entro a primero y sabe hacer
cuentas y todo. No puede ir siempre porque es el que me acompaña, pero repasa
conmigo entonces, y aprende. A ver hijo, enséñale al señor: ¿dos y dos? ¿Dos y
dos? Jacinto: contesta
El niño: cuatro
La señora: ¿ve
usted? no te chupes los dedos. Mi mama vive con nosotros. Se llama Pura
Martínez y está un poco sorda, aunque gritándole, oye. Si quiere usted algún
otro dato…
El
fotógrafo: yo no soy periodista soy fotógrafo.
La señora: ah.
Y viene usted… a retratarnos.
(El asistente
bosteza y estira las piernas)
La señora: (se
compone el pelo y la ropa inconscientemente, corrige la apariencia del niño
mientras dice:) esto es muy amargo, todo esto de los retratos, y el periódico.
Ver el nombre de una, así… todos los días… claro que diciendo cosas
buenas, pero qué… desconsuelo, que deshonra (piensa) y están caros los
periódicos…a veces nuestros vecinos los traen, y mi hermano está suscrito
a uno. Pero de todos modos, se publican tantos, nunca me había dado
cuenta. Ayer gaste dos pesos. Estamos tan pobres. Cuando ese hombre se fue nos
dejó en una pobreza… se fue hace más de un año. Y ahora esto, la miseria moral,
y la vergüenza. Pero todo empezó antes, hará… tres o cuatro años. No sabe lo que
es ver que alguien se deprava así junto a una. Esa es la palabra. Depravación.
Llegar tarde a comer y con una o dos copas encima, dígame usted ¿Qué
ejemplo es ese para los hijos? Y llegar en la madrugado oliendo a yo no sé qué,
y silbando canciones ordinarias ¿y estos los hijos? Se lo hicimos ver:
como si nada. Y ya después no le decía ni palabra, porque detesto las escenas
vulgares. Llorar solamente y disimular por estas criaturas, porque eso si yo se
lo digo siempre: respeten a su padre, aunque sea un perdido, aunque sea… lo que
es: (suspira) nunca les hablo mal de él que le digan si no, a ver, dile al
señor, ¿Cuándo les he hablado mal de su padre?
(El fotógrafo
bosteza)
La señora: (sigue)
por eso ahora que paso esto… no sé qué hacer ¿Cómo no van a darse cuenta estos
ángeles? Los periódicos, los vecinos… no sé qué hacer. Yo lo veía venir le
diré. Cuando un hombre lo tiene todo y no está contento, es que va a acabar
mal. Dígame: ¿Qué más puede querer un hombre? Una casa arreglada, con todo en
su lugar, todo limpio, sin lujos, pero bonita, con sus tapetes, con sus
cortinas, todo alegre y cuidado. Es que yo no sé manejar el dinero. En un
principio, los primeros años, los primeros seis años, me daba todo su dinero y
yo lo administraba muy bien, tanto para ropa, para el gasto, para guardar por
si había cosas imprevistas, enfermedades, o…llegue a reunir un piquito.
(Empieza a llorar) todo me lo quito, todo me lo quito para gastarlo con…
(Llora)(El
fotógrafo mira por la ventana)
La señora: se
tardan mucho ¿verdad? (el niño va a tocar delicadamente la cámara)
La señora: Jacinto,
deja eso no toques
El niño vuelve
junto a la señora. El fotógrafo le da un foco al niño, le sonríe con media
boca; él lo recibe atemorizado pero con avidez.
La señora: ¿Qué
se dice Jacinto?
El niño: gracias
señor
La señora: eso
es. Estos están bien educados. Ve usted que en las visitas se sientan y no
tocan nada, porque ya me conocen. Y no crea que les pego, no hace falta, saben
cómo deben portarse. No te pises los zapatos. (Da las órdenes al niño en un
tono seco, glacial, militar. Luego vuelve al tono triste, divagado,
compulsivo.) Se los limpie con aceite de la cocina, porque no hay para comprar
grasa de zapatos.
Niño: y
los perros van a olerme en la calle.
Señora: (dogmática)
mejor que le huelan los perros y no que andes con los zapatos sucios. (Sigue)
nos está manteniendo mi hermano, y yo coso, claro, pero eso no alcanza. No
alcanza. Ve usted que a veces… (Calla) tantas humillaciones. Ir a entregar los
trabajos, ir a cobrar y luego, pues me encargan camisas, y una no esta vieja
¿no? He conservado algo de figura, no sé ni cómo, con tantas penas. Y siempre
hay hombres creyendo que porque una esta pobre van a poder faltarle. Me lo han
contado, que hay hombres así. Por eso, yo siempre estoy con este niño, porque
es respeto; sea que cosa en la casa, o que vaya a algún lado, un varoncito
junto, así verán que yo no… que soy una señora. Porque se ve que soy una
señora, ¿no? ¿Usted se equivocaría? Dígame ¿usted me tomaría por algo que no
soy?
Fotógrafo: (convencido)
no.
Señora: y
sin embargo hay cada hombre… ¡creo que hay vienen ya!
Se abre la puerta
y sale un policía. Sale.
Señora: perdone
usted, señor ¿no podría tener la bondad de decirme si…?vaya. Que ordinarez.
Parece que le hablaba al perro. Esquer están acostumbrados a tratar con la
gentuza que vendrá aquí. No quiero ni imaginar quienes vendrán aquí. (Dogmática)
y además, los policías detestan la gente decente. Y mire yo soy de una
familia…pero que voy a contarle. Ustedes lo saben todo. Hasta cosas que no les
he dicho, ahí están: todos los días, en todos los periódicos…y el retrato de
esa mujer en todas partes. No sé porque le dicen “artista”; artistas, doña
Prudencia Griffey, Sara García que vive de veras sus papeles. Pero una mujer
que brinca, y mueve el cuerpo, sale casi desnuda; eso no es arte. ¿No vio La
Prensa? Sacaron mi retrato en la última plana. Bueno, esa plana se ve mucho, la
ponen como si fuera la primera. Ahí Salí muy bien. Me la tomaron hace dos años;
pues como estoy igualita les di ése, y prometieron que me lo iban a
devolver; hasta con marco se lo di, lo tenía en la sala. ¿Usted cree que
me lo devuelvan? Era el único, me lo tomaron antes de casarnos. Entonces tenía
otro novio, lo que las cosas son, otro novio que ahora está en una posición
excelente: el licenciado Arana, orador, lo ha de conocer, está en la sub
secretaria de cultura, sale en los periódicos muy seguido.
Cruza el policía
en sentido contrario, con un papel en la mano, sale.
Señora: ya
ni le digo nada. Grosero. Pues fue mi novio. Pero… no era un caballero. Ya
Fecha para
la boda, me había regalado finas alhajas, visitaba la casa, y en fin, que hasta
la iglesia teníamos apalabrada; la de Enrico
, que a mí me
gusta mucho, porque se casa hay tanta gente elegante… pues ha de creer que
terminamos. Todo le devolví. Es que ¿cómo va a ser posible? Fuimos a un día de
campo y ese hombre pretendió… (Suspira) que porque ya íbamos a casarnos. Me
indigné, lo puse en su lugar y se largó, me plantó. Que canallada.
El niño pisa el foco,
un taconazo.
Señora: ¿pero
qué estás haciendo, ensuciando aquí? Y el foquito que te regalo el señor, ¿Qué
va a pensar el señor?, que no apreciaste su obsequio.
El fotógrafo le
tiende otro foco
Fotógrafo: ten
Señora: no,
hágame el favor de que no. Debe de aprender a cuidar los juguetes, o a donde
vamos a parar. Da las gracias de todos modos.
Niño: gracias
de todos modos, señor.
Señora: estos
no son de los que rompen juguetes, o los dejan tirados. Se los guardo en el
ropero; quieren jugar, me los piden, y cuando terminan de jugar se los guardo.
Tienen intacto cuanto juguete les hayan dado en la vida, desde las sonajas,
hasta los soldados, como nuevos.
Se abre la puerta,
entra el marido. La ve: retrocede. L señora lo ve. Un silencio
Señora: sí,
soy yo. No te atreves ni a verme, ¿verdad? ¡Hasta dónde has llegado! No
importa. Aquí estoy. Eres el padre de mis hijos y estamos unidos por Dios para
toda la vida. Toda la vida. Entonces… (Rompe a llorar)
El marido ve la
puerta como si fuera a irse. Ve al niño. Se sienta.
Señora: mamá
no quería que viniera a verte. “es mi deber mamá”, le dije, y comprendió que yo
tenía razón. Te mande saludar (se suena) te faltan botones en la camisa. Me la
has de dar, y tu ropa toda, para que te la arregle. Aunque no, ya me acuerdo,
te han de poner un uniforme de esos tan horribles. ¡Dios mío! ¡El padre de mis
hijos, un presidiario! ¿Por qué lo hiciste Manuel? ¿Cómo pudiste? (pausa) y si
fuiste tú ¿verdad? Dios mío, Dios mío. Es el vicio. Nuestro hogar tan feliz,
tan ordenado, tan… un hogar cristiano, abandonaste mi hogar cristiano para
lanzarte a la senda del vicio, eso decía el periódico, ¿lo leíste? Ay, Manuel
algo me lo advera cuando empezaste a cambiar, algo me lo advertía que ibas por
mal camino. Primero empezaste con esas locuras de gastar tanto en diversiones,
como si fuera posible extra divertido siempre. (Dogmática) la vida no es una
diversión.
Manuel: la
vida es trabajo y responsabilidad, ¡ir a bailar como si fuéramos jóvenes!
¡Salir de la ciudad como si fuéramos ricos! Querer gastar en un día lo que
lograba yo en un día ahorrare en un año.
Señora: (sombría
avergonzada) y después… esas cosas se te ocurrían. Esas cosas… como si no
estuvieras con tu esposa, si no con una mujer de la calle. ¿Cómo pudiste creer
que yo permitiría nunca nada de eso? Dos o tres veces lo intentaste me acuerdo,
que feo. No sé dónde intentabas. A no ser… ¡Manuel! Esa mujer te ha de ver
enseñado, ¿verdad? Andabas ya con ella y querías practicar con migo ¿verdad?
Dios mío que vergüenza. (Llora, se suena) ay; Manuel, yo no entiendo ¿Cómo la
conociste? Te has deber ido a meter a esos teatros vulgares horribles,
que tanto me alegro no haber visto nunca. No de balde los prohíbela iglesia,
mira que intentaste llevarme. ¿Pero a ver cosas de gusto, cosas de arte? Jamás.
Me acuerdo el día que te saliste de “molinos de viento”, y me dejaste sola con
los niños. Te volviste grosero, indiferente. Y un día… ¿Cómo pudiste ir a vivir
con ella? Una mujer vulgar, desordenada, gastadora. Una mujer fácil y… viciosa,
estoy segura. ¡Cambiarme a mí por ella! ¿Qué te faltaba, dime? ¿Qué te
faltaba? Y una mujer tan mala que se cansó de ti en poco más de un año. No a de
ver visto tus cualidades, y las tienes, las tienes: si hemos vivido juntos casi
nueve años; yo te conozco. ¿Por qué no volviste entonces con nosotros? En vez
de regresar, y rogarle. Yo te hubiera perdonando, soy buena católica. Y yo no
olvido que soy tu esposa; ante Dios y ante la ley soy tu esposa. Soy el hogar
mexicano pisoteado, eso dijo el periódico. No me vanaglorio, puedes creer lo
que dicen las gentes que no conozco, que van a la casa y juzgan por lo que ven:
soy una esposa ejemplar. Y tú… yo sé lo que paso te ha de haber engañado
¿verdad? Yo lo sé, es que esas mujeres son insaciables y si me hubieras
preguntado, te lo habría dicho: esa le va a engañar, te va a votar porque eres
demasiado bueno para ella. ¿Cómo explicarías si no? Eso fue lo que paso
¿verdad? El periódico decía otra cosa, por un momento pensé “pues esa no era
tan mala, o se arrepintió, o la ilumino Dios”. De todos modos la he perdonado,
pero no lo creo…o no entiendo. Si pasó así, no lo entiendo. Tú tenías buenos
sentimientos, y principios morales. ¿Puedo creer que ella se arrepintiera y tu
no? ¿Cómo va a ser que esa mujer te pida que regreses con nosotros, te pida lo
correcto, que vuelvas a tu hogar, a tus hijos, a tu mujer, y tú la mates de un
golpazo en la cabeza? No fue así, ¿verdad? Era que te engañaba ¿verdad? Si por
eso la has de ver matado. ¡Dios mío! ¡Un asesino! ¡El padre de mis hijos, un
asesino! (el niño comienza a llorar) yoles digo a los niños que te respeten,
que no piensen mal de ti, que tu de todos modos eres su padre, aunque hayas
rodado la pendiente. Y no les cuento nada, pero ellos ven y sufren, mira a este
ángel como llora.
El fotógrafo ha
estado considerando la escena como motiva de plástico y al fin, de mala gana,
toma una placa.
Señora: Ahora
vas a pagar tu crimen, lo cual es muy merecido. Yo voy a verte, aunque te rapen
y te pongan tu uniforme, voy a venir a verte siempre que haya visita. Y cuando
salgas de la cárcel, voy a estar yo esperándote, para darte una vez más mi
perdón; para abrirte después las puertas de la casa de par en par.
El marido se
levanta y comienza a tocar la puerta con furia. El policía se asoma.
Policía: todavía
les quedan veinte minutos.
El marido trata de
decir “no” con la cabeza, y trata de pasar. El policía lo detiene.
Policía: despídase
siquiera de su esposa (lo empuja hacia ella)
Señora: ¡Manuel!
¡Manuel! ¡Esposo mío te perdono! (lo abraza, llorando) como quería decírtelo,
para siquiera darte esa alegría.
El fotógrafo los
retrata. El se desase y huye. La puerta se cierra.
Señora: ¡Manuel!
¡No le has dado beso a tu hijo!
El niño sufre
convulsiones de llanto
Señora: (sonándose)
ya hijo. No llores. Vámonos. Despídete del señor. (Ordena) Jacinto despídete
del señor.
El niño, aun
sollozando, da la mano al fotógrafo.
Señora: hasta
luego, señor. (Se suena, van a irse) y quería preguntarle: ¿saldrán muy caros
unos retratos de esos que nos tomo? Me gustaría tenerlos, aunque claro no los
pondría en la sala.
ACTIVIDAD
¿Qué otro
título le pondrías a esta obra teatral?
Marca con
una cruz las características de la señora:
( )grosera
( )bondadosa
( )altanera
( )humilde
( )obsesiva
( )imaginativa
( )enojona
( )con valores morales
( )comunicativa
( )fina y elegante
Explica lo
siguiente:
1: ¿Dónde se encuentran la señora y su hijo?
2: ¿desea hablarle la señora al fotógrafo, o prefiere no darle información?
3: ¿Qué tipo de cosas le dice la señora a su hijo?
4: ¿muestra el fotógrafo mucho
interés en ellos?
5: ¿Por qué ha salido la foto
de la señora en el periódico? ¿De qué se queja ella? ¿Cómo reacciona el
fotógrafo?
6: ¿Qué comentario ambivalente le hace a su hijo con respecto al padre?
7: ¿porque piensa la señora que ha sido buena esposa?
8: ¿Qué dice la señora de su hijo cuando el fotógrafo le regala un foco?
9: ¿Por qué insiste en decir que limpio los zapatos del niño con aceite de
cocina?
10: ¿Por qué se queja de los hombres? ¿Qué significa la reacción del fotógrafo
cuando ella dice que si la toaría por algo que no es?
11: ¿Por qué no se casó con el licenciado Arana?
12: ¿Cómo reacciona la madre cuando el niño rompe el foco?
13: ¿está contento el marido de ver a su esposa e hijo?
14: ¿la señora piensa en esperarlo mientras está en la cárcel o no? ¿Está
agradecido él?
15: ¿Por qué mató el marido a su amante?
16: ¿Qué le pide la señora al fotógrafo antes de irse?
ACTIVIDAD: contesta las
siguientes preguntas referentes a la obra “la perfecta casada” del escritor
Emilio Carballido.
1: ¿Cómo usa Carballido la
ironía en esta obra? Explica el significado del título.
2: ¿Cómo caracteriza a la
mujer de clase media?
3: ¿Qué comentarios de la
señora revelan su actitud hacia el sexo femenino? ¿Hacia el dinero? ¿Hacia el
hogar? ¿Hacia el niño?
4: en tu opinión, ¿revela una
actitud misógina el autor e la obra “la perfecta casada”?
5: ¿Por qué se cree ella la
perfecta casada?
6: ¿Por qué manipula la madre
a su hijo? ¿En qué sentido lo usa como arma contra su marido? ¿Cómo sabemos que
el niño sufre?
7: ¿Cuál es la función del
fotógrafo en esta obra?
8: ¿sabemos desde el principio
que la señora se encuentra en la oficina de la cárcel? ¿Cómo despierta el
lector la curiosidad?
9: ¿Existe la perfecta casada
en la sociedad mexicana? ¿Cuáles son sus características?
10: ¿Estás de acuerdo con
Carballido que este tipo de mujer puede ser muy destructiva?
11: ¿Cómo crees que un hombre
puede tener estas características? Explícalo
12: ¿Conoces a alguien como
“la perfecta casada”? descríbela
13: ¿Conoces algún caso en el
que los padres manipulen a sus hijos?
14: ¿Qué tipo de adulto será
Jacinto?
15: ¿Qué pasara cuando Manuel
salga de la cárcel? ¿Cómo terminara esta historia?
16: ¿Por qué a la señora le
gusta que su foto esté en el periódico? ¿Hay morbosidad en el escándalo?
LOS DOS
CATRINES
EMILIO CARBALLIDO
Personajes:
Catrín I.
Catrín II.
El padre.
La madre.
La hija.
Un policía.
Globero, Vendedores.
Gente que pasa.
En la alameda central, 1901.
Con una estampa, la alameda con su kiosco morisco (que luego fue llevado a la de santa maría). Paseantes y vendedores congelados. Después se animan, circulan, se oye la música de un organillo (“los patinadores”).
Se animan y se mueven. Pasea gente. Pasan globeros, vendedores.
Dos catrines platican:
I.- Esos son sus papás ¡Y ésa es ella ¡.
II.- ¿Aquella prietita bajita, muy gestuda?
I.- Aquella morena menuda, de ademanes exquisitos.
II.- Ah. (Gesto indefinido).
I.- Su padre ocupa un puesto importantísimo: Oficial de la mesa cuarta de la subsecretaria particular de secretario privado del señor ministro Limantour.
II.-Ah.
I.- ¿Ves que bien visten todos?.
II.- Veo que traen ropa muy nueva. A la muchacha se le olvidó quitar el precio de su chal.
I.- Es un echarpe.
Y esa etiqueta es francesa, ¿No te fijaste? De “Au bonheur de dames”.
II.- Ah.
I.- Ella en la cumbre, yo en el abismo. Ella un lirio, yo una espina. Ella una estrella, yo un gusano.
II.- Exageras un poco.
I.- Sus padres son muy estrictos, ¿Cómo acercarme a ella? Sólo he podido hablarle tres veces.
II.- ¿Y de qué?
I.- Cosa poéticas y delicadas. La primera vez el baile vespertino del Casino Gallego: después de una polka, dijimos cosas de meteoros, de astros y de sensaciones universales.
II.-O sea: de que no llovía, había sol y sudaban.
I.-La segunda vez fue, en un palco del circo Orín. Le presté mi programa si tuve un éxtasis a rozar sus uñas. ¡Puro nácar.
II.- ¿Fue éxtasis o ñáñaras?
I.-La tercera, fue un saludo fugaz desde mi carretal. Contestó ella, como un hada, pero los padres guardaron un severo silencio.
II.-Han de ser patanes.
I.- ¿Qué dices?
II.-No contestar saludos, es patanería, no finura.
I.-Calla y respeta. ¡Y ayúdame! No puedo confiar en nadie más.
II.-No me gusta eso que quieres hacer. Y no me va a salir bien.
I.-Eres atrevido, eres ingenioso y despreocupado... ¿Qué más Te acercas a ellos: dices un audaz piropo al ángel de mis sueños...
II.- ¡Audaz piropo!
I.-Poco audaz. Ingenioso, y no muy galante. Que no vaya a impresionarla. Un piropo... Algo desabrido. Tú sabes... En fin...Sus padres se escandalizaran, les respondes con cinismo y llego yo, para expulsarte. Huyes.
II.- Eso de huir no es muy gallardo.
I.- ¿Qué más te da? O si quieres, ¡Puedes retarme a duelo! Si, y yo aceptar. Y herirte gravemente...
II.- ¡Oye!
I.-Serán recursos de...Fantasía, para en sus alas poder llegar a lo inalcanzable.
II.-Mmhh...
I.- ¿Aceptaras? ¿Me ayudaras?
II.-Van a llamar a los gendarmes.
I.- ¿Cómo podrían hacer tal vulgaridad? Y en cuanto muestren la menor seña de descontento, yo saldré...
II.-Mmh...
Salen. Entra la familia de que hablaban.
LA HIJA.- ¡Miren, charamuscas! ¡Y jícamas! ¡Mira, papá!
EL PAPA.-El señor ministro va a modernizar las oficinas: todo va a cambiar.
LA MAMA.-También la moda; se va a volver muy atrevida.
LA HIJA.- ¡Miren los globos! Yo quiero.
LA MAMA.-Ya no estás en edad. Mejor escucha lo que dice tu padre.
EL PAPA.-El señor ministro ha mandado comprar máquinas de escribir.
LA HIJA.-Mira, papá, venden alfajores...
LA MAMA.- ¡Maquinas de escribir ¿Cómo puede ser eso?
EL PAPA.-Muy sencillo: igual que el gramófono. Se le da cuerda a una manigeta y la máquina escribe con muy buena ortografía y con mejor letra que todos los secretarios.
LA MAMA.- ¿Y también habla esa máquina?
EL PAPA.-No; se comunica por escrito.
LA MAMA.-Aaaah.
LA HIJA.-Papá; y quiero un gramófono y una máquina de escribir.
EL PAPA.- (Harto) Cuando te cases, y ojalá sea pronto, tu marido podrá comprártelos y globos y alfajores.
LA MAMA.- ¿Y esa máquina escribe todo lo que uno quiere?
EL PAPA.- Naturalmente: ¿A caso no lee el gramófono todo lo que se le pide?
LA HIJA.- ¡Papá yo quiero...!
EL PAPA.- Cállate estoy ilustrando a tu madre. (A la mamá) El progreso es la maravilla de los tiempos modernos.
LA MAMA.- Deberían hacer máquinas de cocinar.
EL PAPA.- Ya las hay: en Chicago hay unas enormes máquinas en las que metes vacas y cerdos por un lado y salen salchichas por el otro lado.
Vuelven los Catrines. El I, espera, espiando. El II va a la familia.
II.-Quiero mucho a las chamarras que ya ni alcanzan el suelo.
Siéndose usted mi pañuelo usted aunque le cuelguen las patas.
Le arroja el pañuelo al paso.
LA HIJA.-Jijijijijiii...
Pisa el pañuelo al pasar el lo recoge.
II-Una prietita bonita quiero echar a mi costal.
A usted lo quiero en mi sopa como granito de sal.
LA HHIJA.-Jijijijijiii...
LA MAMA.- honorino Tose) Ese joven le esta diciendo poesías a nuestra hija.
EL PAPA.- (Severo) Eso veo. Y me parece que nadie nos lo a presentado.
II.-Pues... (Saluda como soldado. Taconazo) ¡Presiento! Yo presente y presentes ustedes, que mas presentación quieres.
LA HIJA.-Jijijiii...
EL CATRIN I espera el momento de intervenir, y no ve que llegué. Duda sin cesar:
EL PAPA.-Señor: Me han advertido que no debe uno fiarse de los lagartijos. Le ruego...
II.-Ni iguana, ni lagartijo, ni lobo, ni escolaprenda. Solo soy un estudiante con sus visos de poeta.
La familia ríe, más la hija.
EL PAPA.-Pues si es usted tan poeta y el aire los compone...
(Tose) no tire caso ahora ese versito.
LA MAMA.-Los poetas no ganan para vivir.
EL PAPA.-Pero los estudiantes se reciben. Y hay algunas carreras muy lucrativas. ¿Qué estudia usted?
II.-Medicina.
LA MAMA.- ¡Como Acuña!
EL PAPA.-Y como Esculapio. Acuña no se recibió.
Esculapio sí. Espero que usted también.
II.-(Al globero) A ver: un globo para la señorita.
(Lo compra)
LA HIJA.- ¡Jijijiji! ¡Me compró un globo, mamá!
¿Puedo aceptarlo?
LA MAMA.- Una señorita puede aceptar dulces, flores y globos si son entregados con urbanidad. Da las gracias.
LA HIJA.- Gracias, señor. Jijijiji...
EL PAPA.- Le agradecemos su fineza. Será mejor presentarnos: Honorino Lirón y Caña, para servirle. Doña Gumara Triste de Lirón, mi esposa. Hipsipila. Lirón Triste, nuestra hija.
II.-Y yo, Daniel Cebada para servirle.
EL PAPA.-Cebada... ¿No será usted pariente de la familia Centeno? ¿O de don Pepe Avena?
El Catrín I se decide aunque nada parezca darle pie.
I.- ¡Este hombre esta faltándoles! ¡Lo sé! ¡No se atreva ¡ ¿Por qué se acerca este ángel inmaculado?
LA HIJA.- (Aterrada) ¡Mamá! ¡Papá! (Se abraza a catrín II)
I.- No lo niegue: Los está molestando. Yo lo comino a que se aleje. A un duelo. A pistola y sable. Eso es. Responda como un hombre cabal.
LA MAMA.- Honorino: éste es un loco.
EL PAPA.- Tal parece.
I.- Yo venero a esta familia: No estoy dispuesto a que perturbe usted su paz.
La hija no suelta al primero y le impide moverse.
La señora chifla como arriero, el señor hace una seña: Un policía se lleva arrestado al catrín I.
I.-¿Y o por qué...? ¡Yo solo quería...! ¡Es este hombre el perturbador! (Se le echa en sima al II) ¡Este, éste! (El policía le pega con su garrote) Daniel, diles lo que pasó. ¡No señor, no me lleve, yo sólo quería...!
POLICIA.- Jálele.
Se lleva al I. El II le hace señas de “mi modo”.
LA HIJA.- (gimotea sin soltar al II) Estoy muy impresionada.
EL PAPA.-Ya me habían dicho que en México hay gente así.
LA MAMA.-Nosotros somos de Silao: gente sencilla y de buen trato. No nos andamos con chingaderas.
EL PAPA.-Venga a cenar con nosotros.
LA MAMA.-Me gustará oírle otras delicadas poesías.
LA HIJA.-Jijijijiji... Mamá el señor me esta haciendo cosquillitas.
II.-Nada más consolándola, nada más. Para que se le pase el susto.
Salen